Neurociencia auditiva

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En esta ocasión, quiero hablar de cómo la neurociencia juega un papel clave en la restauración de la audición perdida. El cerebro, y en concreto las regiones auditivas del mismo, es un campo donde científicos y médicos están logrando avances que se podrían denominar como milagrosos.

Comencemos por lo básico: ¿cómo oímos? Voy a intentar explicarlo de la forma más precisa y a su vez sencilla posible. Recomiendo seguir la explicación apoyándose en la siguiente infografía.

 

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Un sonido que oímos no es más que un estímulo mecánico, una onda de presión que se propaga por el aire hasta nuestra oreja. Esta energía acústica entra por el conducto de nuestro oído externo hasta que la membrana timpánica vibra. Esta vibración es amplificada por la cadena de huesecillos de nuestro oído medio y la retransmite a la pared de nuestro oído interno, donde se encuentra lo que comúnmente se conoce como caracol auditivo o cóclea. En ésta se alojan las células sensoriales de la audición denominadas células ciliadas que tienen una función vital, pues son las encargadas de transformar ese estímulo mecánico generado por la vibración de cualquier sonido, en una señal biológica. Estas señales generadas en la cóclea son impulsos bioeléctricos que viajan hasta el cerebro a través del nervio coclear. La parte del cerebro que recibe a este nervio son los núcleos cocleares situados en el tronco encefálico. Es aquí donde la información auditiva es procesada, viaja a través de otros núcleos cerebrales auditivos mientras se sigue procesando, hasta llegar a la corteza cerebral donde los sonidos adquieren todo su significado. En definitiva, podríamos decir que el cerebro es realmente lo que escucha.

Cuando se produce una alteración en cualquiera de los anteriores componentes descritos del sistema auditivo puede sobrevenir una pérdida de audición. Si el fallo afecta al oído externo o al oído medio se producen hipoacusias o sorderas de conducción. En estos casos el problema puede deberse, por ejemplo, a un tapón de cera que obstruye el conducto auditivo externo, con una fácil y obvia solución: extrayendo el tapón. En otros casos, el fallo puede deberse a una rotura de la membrana timpánica o a algún problema en la cadena de huesecillos del oído medio. La mayoría de estas situaciones se pueden mitigar mediante audífonos u operaciones quirúrgicas de gran precisión.

Cuanto más nos adentramos en el sistema auditivo más complicada resulta la posibilidad de solución. Si el fallo se produce en el caracol del oído interno, en el nervio coclear, o en cualquiera de los núcleos auditivos del cerebro hablamos de hipoacusias o sorderas neurosensoriales. Es aquí, en este tipo de problemas de más gravedad, donde la neurociencia está logrando los mayores avances. Aquellos casos que se centran en problemas de la cóclea o del nervio coclear. Para los casos de las regiones auditivas del cerebro, lamentablemente todavía no se conocen tratamientos, avances o curas milagrosas.

La mayoría de problemas auditivos neurosensoriales se producen por la pérdida de células ciliadas de la cóclea o caracol. En la siguiente imagen comparativa se puede apreciar la diferencia entre unas células ciliadas sanas y dañadas.

 

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Estos cilios son vitales, irremplazables y no se regeneran, por lo que su pérdida provoca sordera total, permanente e irreversible. Son varias las razones por las que se pueden perder células ciliadas. Entre las más comunes se encuentran la exposición a sonidos intensos, ciertas infecciones, o determinados tratamientos farmacológicos con antibióticos ototóxicos. Estos últimos se usan con frecuencia en los tratamientos anticancerosos y son imprescindibles, en estos casos, para salvar la vida de los pacientes. Sin embargo, existen otros múltiples tratamientos que se apoyan en fármacos ototóxicos, a pesar de tener estos dañinos efectos secundarios. En la siguiente imagen podemos apreciar a la derecha como al aumentar la dosis de estos fármacos ototóxicos van desapareciendo la células ciliadas. A la izquierda, observamos el estado de unas células ciliadas normales en comparación a cuando han sido expuestas a un sonido intenso provocando trauma acústico. Cabe resaltar que el estado de los cilios de la imagen de abajo a la izquierda es el resultado de la exposición a decibelios no superiores al de la mayoría de los altavoces de los conciertos en la actualidad. Es por ello, que desde SOUL&ALEGRÍA hacemos mucho hincapié en concienciar preventivamente ante los problemas de la contaminación acústica creciente en nuestra sociedad actual.

 

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Por suerte, en la mayoría de casos de deterioro de las células ciliadas, es frecuente que el nervio coclear se encuentre intacto. Por lo que la neurociencia trabaja en la forma de estimular el nervio coclear supliendo la función de las células ciliadas. Esta es la idea que dio origen a los implantes cocleares. Descripción gráfica a continuación.

 

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Un implante coclear es una prótesis, que en tiempo real, capta los sonidos, los procesa y los transforma en un estímulo eléctrico que se aplica directamente a la cóclea para estimular las fibras nerviosas, que en condiciones normales, son estimuladas por las células ciliadas. El implante posee componentes externos que captan los sonidos y los convierten en señales digitales que se envían a un componente interno: un receptor y estimulador situado debajo de la piel. Desde este estimulador parte un cable que termina en un delicado filamento que se inserta a lo largo de toda la cóclea. Este filamento posee una serie de electrodos que son los que aplican la estimulación eléctrica.

Sin lugar a dudas, se trata de una innovación tecnocientífica cercana al milagro que permite, por ejemplo, a miles de niños con sordera profunda, oír por primera vez. Tras la colocación del implante, la recuperación del paciente prosigue con una extensa rehabilitación, un aprendizaje a oír con la nueva prótesis durante meses o años donde se va determinando qué electrodos son más eficaces y se optimiza la manera en la que el implante procesa los sonidos.

Este procedimiento es imprescindible porque la información que proporciona el implante no es exactamente igual a la que aporta un oído normal. Es un sonido, que en la mayoría de ocasiones, podría definirse como cascado, robótico o artificial.

Mediante el proceso de recuperación descrito, la mayoría de implantados consigue alcanzar un nivel de éxito espectacular en el reconocimiento y la comprensión del lenguaje hablado. Está demostrado que los mejores niveles de adaptación, enseñando al cerebro a reconocer estas señales, se consiguen en bebés implantados que no superan la edad habitual a la que se suele adquirir el lenguaje. Es por esta razón, que también desde SOUL&ALEGRÍA apoyamos las iniciativas concienciadas con la detección precoz de la pérdida auditiva.

A pesar de ser una tecnología de relativa creciente creación, en la actualidad, ya hay en el mundo cerca de 500.000 personas con implantes cocleares a las que estas prótesis han mejorado enormemente su calidad de vida. Sin embargo, existen un tipo de pacientes que no pueden beneficiarse de este avance. Aquellos que por una infección o malformación de la cóclea no se les puede aplicar en dicho caracol el filamento de electrodos, o aun más flagrante, aquellos que nacen sin nervio coclear o deben de ser extirpados debido a tumores que los invaden. Para que este tipo de pacientes puedan oír algo, la única solución es intentar conectar directamente con el cerebro. Esto es lo que persiguen los implantes troncoencefálicos.

 

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Como se puede observar en la anterior imagen, se trata de una prótesis parecida a un implante coclear con la esencial diferencia de que el cable transmisor termina en una paleta provista de electrodos de superficie, que se depositan cuidadosamente en contacto con los núcleos cocleares del cerebro. Hoy, existen en todo el planeta unas 2.000 personas con este tipo de implante. El grado de reconocimiento y compresión del habla que estos implantados pueden llegar a alcanzar es inferior al de los cocleares, pero ya se obtienen resultados aceptables, y es sin duda, una terapia con gran capacidad de mejora con el avance y aumento de experiencia de la comunidad médico-científica.

Aunque es motivo de orgullo, no debemos complacernos, no basta. Todo este tipo de pacientes implantados a los que se les ha devuelto milagrosamente poder oír y son capaces de comunicarse, aún no son capaces de apreciar las sutilezas del complejo mundo acústico, que como la música, convierten a la audición no sólo en un extraordinario medio para comunicarse, si no también, en una inagotable fuente de experiencias placenteras.

Se podría decir que los implantes auditivos constituyen las prótesis más exitosas del mundo y la tecnología utilizada en ellos, son modelo de inspiración para el desarrollo de nuevas prótesis que abordan problemas no auditivos. Esto es, otra de las lanzas que desde SOUL&ALEGRÍA nos gusta visibilizar: la tecnología es el gran aliado de las discapacidades. Debemos apoyarnos en ella y promover su desarrollo e investigación.

Y no sólo nos referimos a la tecnología a nivel biomédico. La tecnología está presente en nuestra sociedad a todos los niveles, con el desarrollo de aplicaciones móviles para todo o incluso la élite mundial está usando todos los avances tecnológicos posibles para investigar cómo llegar a Marte… ¿Cómo es posible entonces que aún hoy en día, personas con dificultad auditiva tengan infinitas problemáticas en su vida cotidiana? Es por ello que debemos luchar por nuestros derechos, luchar por concienciar, luchar por mejorar la accesibilidad en nuestra sociedad, luchar por mejorar nuestra calidad de vida, en definitiva, luchar por un mundo mejor.

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