Estrés y audición

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Muchas personas se enfrentan en su día a día a altos niveles de estrés, y en el caso de las personas con hipoacusia en mayor medida, ya que casi cualquier situación comunicativa genera dificultades, desconcierto o incluso sensación de aislamiento, recrudeciendo los niveles y situaciones estresantes. A largo plazo, el estrés crónico puede provocar o agravar una pérdida auditiva y a su vez una mala salud auditiva aumenta el número de situaciones cotidianas que pueden provocar estrés.

También por otro lado el estrés puede desencadenar brotes de acúfenos o hacer que sea más complicado habituarse a ellos a los que ya los padecen; y de nuevo como pescadilla que se muerde la cola, estos molestos pitidos aumentan los niveles de estrés emocional. Casi un tercio de la población mundial sufre o ha sufrido acúfenos y según el INE un 59% de los españoles sufren estrés.

Al estar constantemente estresado, el cuerpo no vuelve a la normalidad como cuando se sufre un episodio de estrés agudo o traumático. Esto puede desencadenar problemas de salud como enfermedades cardíacas, hipertensión, diabetes, etc. Estas patologías acaban afectando a la audición. Las células ciliadas que son como pequeños pelos sensoriales del oído interno, necesitan una buena circulación para convertir los ruidos captados en impulsos eléctricos que el cerebro interpreta en sonidos reconocibles. Estos sensores, debido a múltiples factores como la exposición a grandes volúmenes de ruido o una mala circulación, se van dañando y pierden su capacidad de enviar el mensaje sonoro. Al no tener capacidad regenerativa, su deterioro se traduce en una pérdida auditiva neurosensorial.

Por lo tanto, existe una relación directa bidireccional entre la salud auditiva y el estrés. Por descontado, estar expuesto a altos niveles de estrés cotidiano repercute en nuestra salud, nuestro estado emocional, las relaciones personales o la efectividad en la producción laboral.

Es por ello que desde SOUL&ALEGRÍA, queremos tratar de concienciar sobre la importancia de revisar, vigilar, tratar y prevenir nuestra salud auditiva para no contribuir a empeorar los niveles de estrés. A su vez para reducir la posibilidad de que el estrés nos genere pérdida auditiva queremos dejar una serie de consejos básicos para combatir este gran problema mundial en la actualidad:

  • Tomarse un respiro. A veces, alejarse durante unos minutos de la causa del estrés puede dar la perspectiva necesaria para afrontar la problemática.
  • Hacer ejercicio. Incluso sólo con 20 minutos diarios de actividad física basta para combatirlo.
  • Sonreír y reír. Sólo con el movimiento de estos músculos faciales se alivia la tensión a la vez que se envía una señal de correspondiente bienestar al cerebro.
  • Compartir y expresarse. Hablar con alguien que puede entender, brindar consejos o incluso simplemente escuchar por lo que se está pasando genera apoyo, alivio y sensación de hacer frente con más aplomo a las dificultades.
  • Meditar, estirar y respirar. Poner en práctica y concentrarse en estas acciones relaja la mente y el cuerpo, impidiendo que se somatice el estrés.
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