Las personas con pérdida auditiva somos un grupo muy heterogéneo que necesitamos diferentes medidas de apoyo en el acceso a la información, a los espacios y en general en cualquier entorno. La mayoría de personas desconocen dichos recursos y mucho menos sus correspondientes señales en los lugares que los tienen habilitados. Por ello, me gustaría empezar este artículo definiendo la señalización de los sistemas más utilizados en la actualidad en materia de accesibilidad auditiva en el entorno:
Símbolo internacional de la discapacidad auditiva: es un símbolo que suele ir acompañado de una descripción de los recursos disponibles, ya que por sí mismo no indica nada. También se suele asociar a la señales acústicas que tienen lugar en ascensores, salidas de emergencia y avisos de evacuación.
Símbolo de interpretado en Lengua de signos: indica la existencia de traducción a Lengua de signos ya sea en directo o diferido, en un evento, medios audiovisuales o páginas web.
Símbolo de espacio dotado con bucle magnético: indica que el lugar posee instalación de inducción magnética para que los usuarios de prótesis auditivas compatibles puedan conectarse.
Símbolo del implante coclear.
Símbolo de teléfono con amplificador: permite su uso a personas con hipoacusia.
Símbolos de subtitulado: junto con la siglas V.O.S, son las formas más comunes de indicar la existencia de subtítulos, ya sean en directo o en diferido, para cualquier producción audiovisual o comunicación oral. También es frecuente ver el primer símbolo de discapacidad auditiva acompañado de la especificación correspondiente.
Éstos no son los únicos, pero sí los mas representativos y resultan necesarios para cada estancia, recorrido, distribución de un edificio o espacio que cuente con recursos accesibles para el colectivo, de modo que se facilite el acceso a la información del usuario.
Desde SOUL&ALEGRIA llevamos luchando desde 2018 por los derechos de las personas con pérdida auditiva. Reclamamos garantías que propicien una accesibilidad real a la información y comunicación en los ámbitos de administraciones, sanidad, cultura, educación, ocio, etc.
Todo paso es aún pequeño para lograr la plena inclusión. No nos basta sólo con tratar de concienciar a la sociedad sobre la importancia de recursos de ayuda para nuestro colectivo. Tampoco es suficiente exigir a la autoridades la revisión de los escasos criterios de accesibilidad que recogen las normativas vigentes y su pobre cumplimiento. Queremos también poner el foco en los responsables de los espacios y entornos públicos y privados para que realicen estudios exhaustivos e implementen las medidas más adecuadas, estudiando aspectos extras como la índole de la actividad, los materiales de construcción, el diseño y distribución, la señalización, la iluminación, etc.
El confort acústico, la seguridad y la ergonomía de las personas con discapacidad auditiva en un entorno vienen determinadas por unas adecuadas condiciones de accesibilidad en el mismo. Estas condiciones eliminarán o evitarán de la mejor forma posible la presencia de condiciones discriminatorias. Las medidas a aplicar en cada uno de ellos pueden variar según las necesidades y grado de discapacidad de cada persona. Son necesarias y útiles para la gran mayoría del colectivo, así como beneficiosas para el resto de la población, puesto que se basan en el principio del diseño para todos.
En nuestra lucha contra las barreras comunicativas hemos hecho muchas veces hincapié en la importancia del subtitulado en cualquier tipo de entorno y evento. Imprescindible para la mayoría de nuestro dispar colectivo y también útil para el resto de la población.
Debería ser obligatorio la implementación del subtitulado junto con el resto de recursos y su debida señalización, adecuándose a cualquier tipo de pérdida auditiva en cualquier evento, todo material audiovisual, cualquier ventanilla, megafonía, etc… para todo entorno en el que la accesibilidad a la comunicación sea un obstáculo.
Según AICE, hacer accesible la comunicación en edificios y actos audiovisuales no es muchas veces cuestión económica, ni siquiera técnica. Es cuestión de sensibilidad y se debería tener siempre presente, cuando diseñemos cualquier espacio, que pueda ser usado por personas con problemas auditivos .
Todos tenemos derecho a una información accesible.